El río Rímac es la arteria vital de Lima y un recurso hídrico fundamental para el Perú. Desde tiempos ancestrales, sus aguas han permitido el desarrollo de la agricultura en la costa central, transformando el desierto en valles fértiles.

Hoy en día, el Rímac es la principal fuente de agua potable para millones de limeños. Abasteciendo de esta manera, también a diversas industrias y generando energía hidroeléctrica crucial para el país. Su importancia histórica, económica y social lo convierte en un ecosistema valioso que requiere protección y cuidado continuo para garantizar su sostenibilidad y el bienestar de las generaciones futuras.
Lamentablemente, a lo largo de su historia, el emblemático río Rímac ha enfrentado crecientes amenazas ambientales. Estas amenazas hoy lo sitúan en una situación de grave riesgo. Inicialmente, fuente de vida y prosperidad, las actividades humanas, especialmente el desarrollo urbano e industrial sin una adecuada gestión ambiental, han ejercido una presión constante sobre su ecosistema.
La expansión de la ciudad de Lima a lo largo de sus riberas, la descarga de aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento, y la disposición inadecuada de residuos sólidos han contribuido significativamente a su deterioro. La contaminación es evidente a la vista de cualquier transeúnte.
Peligroso diagnóstico en las aguas del Río Rímac
En el marco del Día de la Tierra, especialistas han catalogado la situación del río Rímac como de «emergencia». Esta situación es catalogada bajo emergencia, debido a una confirmación alarmante de la crítica condición en la que se encuentra.
Un especialista ambiental reconocido en el Perú, Jorge Zegarra Reátegui denuncia como se evidencia un alarmante diagnóstico que en el estudio realizado se ha encontrado hallazgos de metales pesados en el río.
El estudio detectó niveles de plomo, cadmio, arsénico y manganeso que exceden ampliamente los Estándares de Calidad Ambiental establecidos. Esta contaminación, originada principalmente por la actividad minera en las partes altas de la cuenca, se desplaza a lo largo del río. Afectando de tal manera, la calidad del agua en su recorrido hacia la capital.
Adicionalmente, a la presencia de metales pesados, el análisis evidenció la presencia de coliformes fecales termotolerantes y fuertes niveles de acidez en las aguas del Rímac. La contaminación por coliformes fecales, indicadores de contaminación por materia orgánica y heces, sugiere la descarga de aguas residuales sin tratamiento adecuado. Esto representa un grave riesgo para la salud pública.
Esta compleja combinación de contaminantes no solo pone en peligro la salud de las poblaciones locales que dependen directamente del río para diversas actividades. También amenaza el abastecimiento de agua potable. Esta principal fuente hídrica se encuentra comprometida por esta grave situación ambiental, una denuncia que necesita ser atendida y la unión de toda la población peruana.
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