Durante millones de años, la órbita terrestre y la inclinación del eje han regulado los ciclos climáticos, marcando el inicio y fin de cada era glacial. Una nueva investigación de New Scientist indica que la actividad humana ha alterado este patrón. Sin el calentamiento global, la Tierra habría avanzado hacia una era glacial en unos 11.000 años.
Los ciclos de Milankovitch, responsables de la variación en la energía solar que llega al planeta, solían generar glaciaciones cada 41.000 años. Desde hace 800.000 años, este intervalo se ha extendido a 100.000 años, un enigma para los paleoclimatólogos conocido como el “problema de los 100.000 años”.

¿Existen reglas para predecir una era glacial?
Los científicos han identificado patrones en la periodicidad de las glaciaciones, pero no existen reglas fijas para predecirlas. Investigaciones recientes muestran que la inclinación del eje terrestre y la forma de la órbita influyen en estos ciclos. Factores como la precesión, la oblicuidad y la excentricidad interactúan, generando períodos glaciales cada 100.000 años. En teoría, sin intervención humana, la próxima interglaciación ocurriría en 66.000 años.
Para que esto suceda, la Tierra debería haber iniciado una nueva glaciación hace miles de años. Cálculos sugieren que la acumulación de hielo en los polos pudo haber comenzado entre 4.300 y 11.100 años atrás. Sin embargo, el calentamiento global ha alterado este proceso, evitando la transición natural hacia una nueva era glacial.
¿Es bueno que el calentamiento global impida una era glacial?
Una glaciación traería temperaturas extremas, avance de los hielos y cambios drásticos en los ecosistemas, afectando la vida en el planeta. Sin embargo, este fenómeno ocurriría en miles de años, mientras que el calentamiento global causa impactos graves en el presente.
El aumento de las temperaturas no solo impide una glaciación, también genera sequías, incendios, pérdida de biodiversidad y eventos climáticos extremos. La rápida acumulación de gases de efecto invernadero altera los ciclos naturales y pone en riesgo el equilibrio del planeta. A largo plazo, este calentamiento descontrolado podría ser más peligroso que una glaciación.
Es importante seguir preocupándonos por el cambio climático, ya que su impacto inmediato amenaza a millones de personas y ecosistemas. En lugar de verlo como un freno a una era glacial, debe abordarse como un problema urgente. La reducción de emisiones y la adopción de energías limpias son esenciales para mitigar sus efectos y garantizar un futuro sostenible.
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